sábado, 17 de julio de 2010

#33

Yuigon

I
Flor, ave del centro de la tierra
Fuego cultivado por el agua
Emanas gotas aladas
Sobre raíces intocables.

Antenas que violentan la tierra
Negros ciclopes de ojos rojos que merodean el valle
Escarbando en la aureola de las personas.

Maquinas de ideologías gigantes
Aplastan las luciérnagas
Los gigantes espirituales desaparecen
Y dejan caer el vacio sobre nuestra tierra.

La ciudad se despierta en el cielo
Sin nada que la haga volar
En un sueño lejano a cualquier memoria.

A los cuerpos les extirparon parte de su humanidad
El frenesí y la ira, la angustia y la ansiedad
Son el combustible del motor consumista
Que ahora sostiene esta lánguida imitación de ciudad.

II
Todos los ciudadanos crucificados
Con los brazos clavados al pecho
Deambulan vestidos del mismo color repulsivo que absorbe.

Tienen el mismo pelo condenado
Ojos que empujan como barreras ------------------------------|
A todo lo que sus ojos atraen. < -----------

¡Me tengo que sanar! exclamo el enfermo
Y que no suene a excusa – susurro el angustiado
Mi espíritu vibra como las alas de una abeja
Atrapado en un insectario de fluorescentes reflejos.

En la fuente, el contorno azul se trata de juntar con el centro negro
Para cubrir el miasma café con éter morado.


Entre los que aun no enajenaban
Formamos una lágrima de conciencia
Y logramos invocar a la que todo lo perdona.

¡Todo se deshace alrededor tuyo!
Todas las esencias caen hasta tus tobillos
Los cuales hacen charcas con los corazones
De los Culpables y de los que estos se adjudicaron.

Te ríes con una inocencia poseída
Mientras bailas a ritmos afrodisiacos de otro mundo
Recuerdo que las flores bebían la sangre que salpicaba de las fuentes
Parecían una madre que llora.

Ensimismados, los que mirábamos el espectáculo te suplicamos:
¡Llévate todos los lagos, junto con el brillo de todos los ojos, rompe el espacio y devuélvenos al silencio!