miércoles, 10 de noviembre de 2010

#39

Mariam

Veo una luz cian que no es como la mía
Tu sombra ilumina mi corazón y lo persigues
Desbordante eres polilla quebradiza y contorsionada.

Espinescente es tu cuerpo
Me lo dicen los nervios de mis dedos
Siembro almas en pena para que nos recuerdes.

Me gustan mis pechos solo cuando están en tus manos
Animadas doncellas de hierro que me esconden del frio
Mientras reflexiono entre mis fuentes que manan.

Nos deslizamos por rincones
Imperceptibles, Insufrientes como rincones.

Mi querido espino, mi lamentable espino, mi niño espino
Yo sé que no me quieres hacer daño
Pero mi nombre cristiano calza perfectamente
Con tu piel de agujas.